jueves, 24 de septiembre de 2009

La primera cruzada (Deus le volt)

Hoy vamos a emprender un viaje por el pasado al año 1071...



Situación política:
El papa Urbano II, mantiene largas y frecuentes conversaciones con el peregrino Pedro el ermitaño que lo convence de la necesidad de recuperar los santos lugares en manos de los musulmanes pregonando una profecía: era posible recuperar Jerusalén y el santo Sepulcro si los cristianos de toda condición se unían para la guerra santa.
La oratoria inflamada del monje reunió en su camino hacia Israel una auténtica marabunta de peregrinos. Más de 60.000 personas de todas las clases se unieron a las banderas de la cruz. Algunos de ellos bien armados y equipados, pero la gran mayoría iban sólo con lo justo, según cronistas de la época la mayoría eran ladrones que veían en el viaje la posibilidad de redimirse a los ojos de Dios. La llamada perigrinación santa fué un completo desastre logrando salvarse Pedro.

Las relaciones del papa con Alejo Comneno son de mutua desconfianza por la escasa ayuda que se prestan ante el poderío musulman.
Anteriormente Jerusalem estuvo bajo el poder de la dinastía árabe de los fatimitas, con sede en Egipto, que permitía la visita a los Santos Lugares por peregrinos occidentales, que se incrementaron a partir de 1033, año del milenario de la pasión de Cristo. Con la conquista de los turcos selyúcidas de Siria y Palestina, la acogida a los peregrinos a Tierra Santa había empeorado. El emperador de Bizancio, abrumado en su lucha contra los serbios, el mantenimiento de la frontera danubiana contra los bárbaros del norte y el poder creciente de los selyúcidas en Palestina, había pedido ayuda al papa.

El 27 de noviembre de 1095, último día del concilio de Clermont, Alvernia, Urbano II proclama la Primera Cruzada. Con la cruzada el papado tiene a sus órdenes la fuerza de los ejércitos al mismo tiempo que los libera del poder de los príncipes laicos al estar bajo el mando espiritual del obispo de Le Puy (Adhemar). Urbano II recuerda la desgracia de los cristianos de Oriente y conjura a los cristianos de Occidente a cesar en sus luchas fratricidas, a unirse para combatir a los paganos y a liberar a los hermanos de Oriente. Se cuenta que los caballeros que oyeron la exhortación papal cortaron unos paños rojos en forma de cruz y se los colgaron en el pecho como signo de que querían participar en la expedición que proponía Urbano II.

"Quienes lucharon antes en guerras privadas entre fieles, que combatan ahora contra los infieles y alcancen la victoria en una guerra que ya debía haber comenzado; que quienes hasta ayer fueron bandidos se hagan soldados; que los que antes combatieron a sus hermanos luchen contra los bárbaros" Urbano II. Concilio de Clermont-Ferrand

"Comprometeos ya desde ahora; que los guerreros solucionen ya sus asuntos y reúnan todo lo que haga falta para hacer frente a sus gastos; cuando acabe el invierno y llegue la primavera, que se pongan en movimiento, alegremente, para tomar el camino bajo la guía del Señor". "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mateo 16,24). (Citado por Urbano II)

Esta idea de socorro cristiano se había llevado a la práctica unos años antes (1064) cuando un pequeño y espontáneo grupo de expedicionarios del sur de Francia conquistó la ciudad de Barbastro (Huesca) en una campaña de ayuda a cristianos españoles.


Cuando los francos con Hugo de Vermandois a la cabeza, llegan a Roma, encuentran a Urbano II luchando encarnizadamente contra el antipapa Guiberto. Hugo recibe el estandarte papal para representarlo civilmente en la cruzada después de una gran pelea contra los mercenarios del antipapa.
Alejo Comneno estaba perdiendo su imperio, rodeado de lujo y riqueza. Es descrito por los cronistas occidentales como un príncipe pérfido y cruel. Mandó a apresar a Hugo de Vermandois y al vizconde de Melún como garantía que limitase las fechorías de los occidentales, en palabras de Raimundo de Tolosa tenían al zorro en su propio gallinero. Godofredo de Bouillón,que al final compartía la capitanía del ejercito con Raimundo, reaccionó arrasando las tierras por las que pasaba hasta que Alejo desplegó toda clase de regalos sobre los visitantes para mejorar las tensas relaciones.

Con la entrada a la ciudad cercada de Nicea los cristianos obtienen su primera victoria. El sultán Kilij Arslan estaba ausente reclutando el ejército que volvería a ser derrotado tras su ataque a los cristianos en el valle del Gorgoni. El ambicioso Balduino se hace con el poder de la ciudad de Edesa, capital de Mesopotamia. Edesa permaneció largo tiempo como importante baluarte cristiano.

Antioquía contaba con potentes defensas (12 km de murallas y 360 fuertes torres) y estaba gobernada por emir turcomano Yaghi-Siyan. Cayó el 2 de junio de 1098 tras la vergonzosa huída del emir y la traición de Faruz, defensor armenio de una torre después de una jugosa recompensa, aunque nunca llegó a cobrar su recompensa porque murió en el asalto.

Mientras los cristianos se reponían en Antioquía el visir fatimita de Egipto, Al-Afdal aprovechó la derrota del emir de Mosul Kerbogá para intentar dominar Palestina. Los fatimitas se hicieron con Jerusalén tras un asedio contra los turcos que duró mes y medio.

Después llegó el ejercito cristiano que sitió durante un mes Jerusalem. Un afortunado ataque con una torre móvil de construcción genovesa permitió un decisivo acceso al interior de las murallas, proclamandose 1er rey de Jerusalem Godofredo de Boillon.

Su cocapitan Raimundo de Tolosa fundó el condado de Trípoli que permitió el aceso de mercancías a la ciudad santa durante un cierto tiempo.

Resumiendo, a pesar de las numerosas traiciones entre los ejercitos cristianos, la primera cruzada fué la única que tuvo exito.

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